Economía

Fumar o no fumar, esa es la cuestión

fumar-11Fumar o no fumar, esa es la cuestión. Un tema controvertido, pues el derecho de unos choca con el de los otros y se producen situaciones desagradables.

El tabaco, nadie puede discutirlo, es una sustancia nociva para la salud. Las personas adultas tenemos libertad para decidir qué hacer, teniendo toda la información; nadie nos obliga a fumar o no.

La entrada en vigor en nuestro país de la Ley 28/2005, de 26 de diciembre, de medidas sanitarias frente al tabaquismo y reguladora de la venta, el suministro, el consumo y la publicidad de los productos del tabaco, supuso establecer bastantes barreras a los fumadores.

Porque con la entrada en vigor de esta ley se prohibe terminantemente fumar en cualquier lugar, en los centros de trabajo. Esto obliga a hacerlo en la calle, quieran o no.

También dueños de bares y restaurantes de menos de 100 metros cuadrados tienen la potestad de decidir si el tabaco es bienvenido o no en sus locales. Su decisión tiene que estar claramente indicada en la entrada del local para avisar. En los establecimientos más grandes, estarán permitidas las salas de fumadores que no superen el 30% de la superficie o los 300 metros cuadrados, separando ambas zonas de fumadores y no fumadores.

Con la puesta en marcha de esta ley, se comienza a perseguir a los fumadores, poniéndoles más trabas a su libertad de poder fumar en cualquier parte. Está claro que los no fumadores no tienen porque tragarse su humo contra su voluntad en estos sitios porque se convierten en fumadores pasivos sin posibilidad elegir.

Debemos ser realistas y saber convivir adecuadamente fumadores y no fumadores. Se suele dar la curiosa circunstancia de que los más radicales e impertinentes contra los fumadores suelen ser exfumadores. Es extraño, pues ellos han vivido ambas situaciones y no se entiende el porqué de su radicalidad.

Vamos camino de cumplir tres años de entrada en vigor de la ley y el cumplimiento de la misma se ha relajado mucho, con bastante tolerancia y permisividad, produciéndose miles de incumplimientos diarios a la prohibición de fumar que quedan impunes.

Teóricamente, en los lugares de trabajo no se puede fumar aunque puedo asegurar que se cumple a medias porque cuando no pilláis a un compañero fumando en el baño, es en las escaleras o en su despacho cuando nadie los ve; total, no pasa nada y ¿quién les va decir nada? No es cuestión de ser tolerantes o no sino que lo que importa es que se está incumpliendo una normativa que establece claro que no se puede fumar en los centros de trabajo. El que quiera fumar en el trabajo ya sabe lo que toca: salirse a la calle. Es más, si veis a alguien fumando en recinto de trabajo, debéis decirle que no se puede y que tendrá que salirse a al calle o apagarlo. Los no fumadores tenéis vuestros derechos a que en vuestro entorno laboral no tengáis los inconvenientes del humo del tabaco que es muy incomodo para los ojos, etc. a parte del olor que te deja en toda la ropa y de las patologías de salud que te puede provocar. Otra cosa es que los no fumadores decidan acompañar a los fumadores a la calle; es su elección y cada uno hace lo que quiere.

Muchos fumadores dicen al famoso mensaje de “el tabaco mata” que de algo tienen que morir. Ciertamente, todos nos moriremos, antes o después, sin embargo, cuanto más nos cuidemos, menos riesgo tendremos de sufrir enfermedades provocadas por sustancias nocivas.fumar-3

La verdad que yo soy muy tolerante con los fumadores y creo que tienen derecho a fumar pero sin olvidarse del derecho de los no fumadores porque no tenemos porque tragarnos sus humos y eso lo tienen que entender.

En bares y restaurantes, hay bastante permisividad aunque últimamente se han puesto más severos porque si no lo hacen, las comunidades autónomas pueden imponer sanciones económicas a los establecimientos que no apliquen la normativa pertinente. Estas infracciones podrán ser leves (multas de hasta 600 euros), graves (entre 601 y 10.000 euros) y muy graves (de 10.001 a 600.000 euros). La cuantía se decidirá según “la capacidad económica del infractor, el riesgo generado para la salud, la repercusión social de la infracción, el beneficio que haya reportado al infractor la conducta sancionada y la previa comisión de una o más infracciones“.

En la empresa, también se debería controlar más el cumplimiento de la normativa e imponer sanciones a las que no las hagan cumplir. Se debería amonestar a los trabajadores que hagan caso omiso de la prohibición de fumar dentro de las instalaciones de trabajo. Las personas, una vez que vean que el hacerlo les provoca un perjuicio, cambiarán el chip rápidamente y no volverán a hacerlo. Siempre se dice que la mejor forma de aprender es cuando la consecuencia la sufre el bolsillo.

Debemos ser coherentes y responsables y cumplir las normas, que para eso están. Si pasamos este tipo de incumplimientos por alto, habrá consecuencias para el resto.

Además las empresas deben controlar los descansos que se producen entre sus trabajadores fumadores para ir a fumar haciéndoles ver que lo tienen que hacer en sus períodos de descanso a lo largo de la jornada y no en ratos. Si un empresario sumase el tiempo total invertido por alguna personas para fumar se echaría las manos a la cabeza porque al fin y al cabo estos son perdidas para ellos. No todas las personas son responsables y se quedan luego más rato por el tiempo de menos que trabajaron. Aunque son los menos, crean mal ejemplo que se puede pegar a sus compañeros responsables.

Así que cada uno de vosotros tenéis que hacer lo adecuado y amoldaros a lo que hay, adaptándoos como es lógico. Fumadores y no fumadores debemos convivir y tenemos que ser flexibles, sin molestar a la otra parte y respetando su derecho cumpliendo la normativa.

Sobre el autor

Jordi Sierra Marquez

Comunicador y periodista 2.0 - Experto en #MarketingDigital y #MarcaPersonal / Licenciado en periodismo por la UCM y con un master en comunicación multimedia.