Economía

El comienzo del final (El FMI afirma que la crisis está llegando a su fin)

El comienzo del final no es más que el final del comienzo, de otro comienzo, con otro final distinto, de origen indeciso y conclusión por descubrir, pero de dimensiones conocidas, temidas y globalizadas, dimensiones que se materializaron en forma de consecuencias económicas negativas, para las empresas, para los gobiernos y para los ciudadanos, sobre todo para los ciudadanos.

Unas consecuencias que ahora comienzan a difuminarse con los vientos de la recuperación económica palpable a nivel estadístico aunque lejana a nivel real, cierta en cifras macroeconómicas pero por probar en cifras microeconómicas. Y no lo digo yo, que podría, sino que lo dice el Fondo Monetario Internacional y esa firma reviste de veracidad cualquier afirmación que se realice.

Y es que en la última semana hemos venido conociendo datos positivos en varios países de nuestro entorno que parecen haber superado ya la caída de la crisis. Alemania, Francia, Japón, incluso Estados Unidos, comienzan a recuperar datos de actividad aceptables y esperanzadores.

Todas ellas son economías de referencia en sus ámbitos de influencia, motores de desarrollo económico. Estados Unidos en América, Japón en Asia y Alemania y Francia en Europa, por lo que es de esperar que el resto de economías se aprovechen de su resurgir.

Pero, ¿qué pasa con España?

Es cierto que la crisis es mundial, de origen estadounidense, con filamentos financieros y que provoca estragos en todas las economías. Pero también es cierto que España tiene sus propias características que hacen difícil una previsión exacta de hacia donde se encamina la economía española.

Porque España está sufriendo dos crisis, a cada cuál más grave. La mundial, de la que no es responsable y de la que podrá salir apoyándose en el renacer del resto de economías; y la propia, de la que sí es responsable y de la que no podrá escapar salvo que se plantee reformas estructurales.

Unas reformas estructurales cuya esencia es la modificación del marco jurídico que regula el mercado laboral, para poder propiciar una mejora en la productividad, un fomento del trabajo autónomo, y una diversificación de los sectores industriales.

Porque la situación actual nos ha llevado a la dualidad, a la dependencia de la construcción y a la precariedad del trabajo autónomo, lo cuál ha provocado que la crisis mundial se multiplique en nuestro país y cause un daño más profundo del que ha producido en cualquier otra economía.

Sin estas reformas, tan machacadas desde la comunidad de los ‘bienpensantes’, España está condenada a seguir inmersa en su propia crisis durante muchos, muchos años.

Sobre el autor

Jordi Sierra Marquez

Comunicador y periodista 2.0 - Experto en #MarketingDigital y #MarcaPersonal / Licenciado en periodismo por la UCM y con un master en comunicación multimedia.