Cultura

Paradigmas inversos

Vivimos de paradigmas, de ejemplos en los que basarnos, ejemplos a los que alcanzar, paradigmas de quita y pon que nos sirven de referencia y hacia los que queremos caminar imaginándonos que en ellos encontraremos nuestro elixir de la eterna felicidad.

Pero no nos damos cuenta de que la eterna felicidad no existe por definición, porque si la felicidad fuera eterna dejaría de ser felicidad y se convertiría en rutina, porque la felicidad es felicidad por contraste y no por denotación etimológica.

Una etimología que ha ido perdiendo fuelle en su importancia real en la composición de las palabras, al amparo del desarrollo sociológico que disipó la validez de conceptos tan aclamados como el de izquierda política.

Unos pocos pensadores obsoletos y recreadores de lo políticamente correcto se empeñan en seguir vendiéndonos conceptos de izquierdismo carentes de sentido en nuestra sociedad de hoy en día, muy alejada de la que vivió, sufrió y dinamizó la Revolución Industrial, germen de la polaridad política.

Una polaridad que hoy se ha disipado al extremo ofreciendo una amalgama de propuestas improvisadas y de política de alcantarilla que no aportan nada a la sociedad pero que sí intentan sustentarse en los paradigmas ideológicos de la izquierda y la derecha.

Unos paradigmas que deberían de haber cambiado volviendo a los cimientos de la génesis de la ideología, la solidaridad en la izquierda y el beneficio en la derecha, aunque hoy parece que los paradigmas son inversos, la derecha habla de solidaridad y la izquierda de beneficio.

Sobre el autor

Jordi Sierra Marquez

Comunicador y periodista 2.0 - Experto en #MarketingDigital y #MarcaPersonal / Licenciado en periodismo por la UCM y con un master en comunicación multimedia.