Economía

La austeridad no era la solución

Resolver un error con otro error no acaba con el primero sino que provoca dos errores, el que se cometió y el que intentó resolver el cometido. Si los países desarrollados se endeudaron de manera excesiva durante los primeros momentos de la crisis, tratando de aplicar políticas keynesianas, causando déficits mastodónticos que alarmaron a los mercados, el intentar reducirlos con excesiva velocidad no ha hecho más que agravar el problema, o mejor dicho, causar uno nuevo.

Fueron dos errores, uno tras otro, porque las políticas keynesianas funcionan, no hay duda, la historia así lo ha demostrado, pero necesitan de rigor presupuestario, de endeudamiento comedido que avale la sostenibilidad de los Estados, y la austeridad es una virtud, máxima y recomendable tanto en la vida pública como en la privada, pero no se puede pasar del derroche a la virtud en tan corto lapso de tiempo.

Por ello primero pusimos en peligro los Estados y ahora ponemos en peligro el crecimiento económico, y todo por una simple razón de ausencia de estrategia de política económica de medio-largo plazo. Todos los políticos, sin excepción, se están moviendo con los bandazos de cada nueva noticia financiera, de cada nuevo sobresalto social, y ello provoca que nada funcione, que nos estemos moviendo con el parche como ideología, del cortoplacismo elevado a la máxima potencia.

En ello tendrá suerte Zapatero porque el juicio de la historia no podrá ser muy duro con él ya que no ha sido más que un Presidente hijo de su época, de una época de mediocridad, sin un buen líder que llevarnos a la boca más allá de la retórica incapaz de Obama.

Sobre el autor

Jordi Sierra Marquez

Comunicador y periodista 2.0 - Experto en #MarketingDigital y #MarcaPersonal / Licenciado en periodismo por la UCM y con un master en comunicación multimedia.