Ciencia

El efecto cartesiano en la medicina y psicología actual

No es extraño que muchos de los antecedentes de la psicología se encuadren en la filosofía de Descartes porque, como todos los que conocen sus postulados básicos, estableció la línea de partida y la escisión de la mente con el cuerpo, entendiendo la mente como “alma”. Lógicamente, el “alma” no es objetivo de la psicología pero, debido a la antigüedad de Descartes se usaba, vigente, como término. El dualismo cartesiano como se ha denominado ha trascendido a todas las ciencias y a la cultura popular, al menos, la idea de la dualidad. Por ejemplo, se observa que los “médicos” de la psique no son médicos, son psicólogos; que existe un “intermediario” entre la medicina y la psicología en la figura del psiquiatra y, luego, especialistas puramente centrados en las ciencias biomédicas, los neurólogos. El tercero tiene su sentido cuando existen médicos especialistas en todos los sistemas del cuerpo, no podía faltar, el del sistema nervioso. Pero, entre los dos, los psicólogos y los psiquiatras coexisten como complemento pero también en competencia y rivalidad.

¿Por qué el dualismo cartesiano ha tenido por consecuencia esta cantidad de titulados más o menos tratando lo mismo y, además, tan diferenciados de los demás médicos? Si proponemos y aceptamos a la mente como independiente del cuerpo, esto quiere decir que la mente, es decir, todos los procesos mentales (emociones, percepción, atención, memoria, aprendizaje, etc.) no pueden ser influidos por el cuerpo -entendido como la parte física, que incluye el cerebro-. A simple vista es llamativo el hecho de afirmar la influencia del cerebro como sistema físico en los procesos cognitivos pero, visto a la manera de Descartes, no sería así a menos que, se redujera el “alma” o la “mente” a la voluntad y lo consciente. Tendríamos el mismo problema con ambos porque está, ciertamente, condicionados pero ¿hasta qué punto? Bien, las disciplinas de estudio de la psique y los profesionales dispuestos a velar por la salud de la mente se han limitado a un espacio ajeno a todas las demás especialidades. Tanto un médico especialista en sistema digestivo como uno especialista en el sistema inmune, al paciente, suelen usar los análisis de sangre para diagnosticar y otras pruebas objetivas, en contra de esto, otros médicos como los psiquiatras, se limitan a los síntomas y manifestaciones mentales y conductuales. Implícitamente se deriva de la negación de la influencia del cuerpo y de lo físico en lo mental. El psicólogo, que no es médico ya, tan sólo se ocupa de la conducta y la cognición, desconoce todo lo demás ni es capaz, a menos que se haya formado en otras disciplinas de algún modo, informar de otras perspectivas y complementos biomédicos a su paciente mientras aplica la terapia.

En Descartes hay mucho más que eso. Distinguió los actos voluntarios y conscientes de los reflejos, involuntarios y no conscientes. Atribuyó a los animales la capacidad de manifestar los movimientos reflejos pero no los voluntarios y conscientes. Los humanos, según él, éramos los únicos seres con tal capacidad. De este punto surgen dos escuelas y líneas de investigación psicológica. Una la forman los psicólogos mentalistas, preocupados por el contenido y la forma de los procesos mentales y la otra la reflexología, donde el estudio científico se dedicaba en exclusiva a los movimientos reflejos. Más tarde, surgieron las escuelas del conductismo con los famosos Skinner, Thorndike o Pavlov y sus condicionamientos. Los pilares de la psicología del aprendizaje se pusieron en píe. Se ha alcanzado la conclusión que los procesos de aprendizaje son más inconscientes y viajan por la vía de los reflejos que por lo consciente. Sin olvidar a los mentalistas que de ellos ha nacido la psicología cognitiva, ahora la más importante y en voga por los avances de las ciencias afines como es la neurociencia.

Lo peor de todo es que, al final, Descartes no ha sido un héroe de la psicología, menos un padre de la disciplina. Erró en todo y sus intuiciones se han refutado por completo. El dualismo es un monismo donde nos queda mucho que investigar pero las relaciones son tan obvias y la dependencia entre los dos, mente y cuerpo, tan grande que no se entienden el uno sin el otro. En cuanto a los reflejos y a los actos voluntarios no erró en le sentido de la distinción pero sí en que ambos están ligados ya que lo aprendido conecta con todos los demás procesos mentales, puede elicitarse como consciente y hay un enorme campo del aprendizaje exclusivo de la consciencia, todo lo declarativo. Para terminar abogo por la unión de la psicología en la medicina y no recluida a un papel secundario o especializado, ha de ser transversal sin menoscabo de la existencia de los especialistas, claro está. Un interesante debate aun en liza con el dualismo médico o de la medicina.

Sobre el autor

Jordi Sierra Marquez

Comunicador y periodista 2.0 - Experto en #MarketingDigital y #MarcaPersonal / Licenciado en periodismo por la UCM y con un master en comunicación multimedia.