Economía

El copago sanitario es una aberración económica y social

El Partido Popular dice, sin decir, porque piensa, sin querer pensar, que el copago sanitario es la única solución para resolver las dificultades económicas del Sistema Nacional de Salud español, universal y gratuito, porque con ello saben, sin querer reconocer, que la sanidad privada cobraría nuevos bríos y el beneficio económico que se generaría reportaría pingües beneficios a amigos, amiguitos y amiguetes.

Pero no se paran a pensar, porque ello les llevaría a hacer una reflexión rigurosa, que implantar el copago, en cualquier modalidad que se quiera imaginar, no es más que una aberración económica desde el punto de vista del Estado del Bienestar que entre todos queremos construir y que otros tantos lucharon por implantar durante años y años.

La progresividad en el pago de los servicios públicos gestionados por el Estado viene dada desde la fiscalidad, no desde el pago directo al utilizar dichos servicios. Si desde las filas del Partido Popular se tiene el convencimiento de que aquellos ciudadanos con más ingresos deberían de pagar más por dichos servicios, lo cuál es una reflexión acertada, no hay duda, lo que deberían de plantearse es una reforma fiscal en condiciones para conseguir que, de una vez por todas, paguen más impuestos los que más ingresan, y no los que desconocen los vericuetos legales para evitar el pago.

De la misma forma se pueden encontrar alternativas diversas que ayuden al aumento de los ingresos y a la reducción de los gastos del Sistema Nacional de Salud, de las cuáles se ha hablado repetidamente, aunque de momento no se ha querido profundizar en ellas. En primer lugar, y como parece obvio, debería de haber una central de compras única, como paso previo a la recentralización del Sistema, que desde que está transferido no ha hecho sino acentuar las diferencias entre residentes en España en función de la región donde se viva.

También se podrían implantar impuestos finalistas que buscaran la financiación directa de la Sanidad, como podrían ser, por ejemplo, impuestos sobre el alcohol y el tabaco, o, puestos a ser justos con la progresividad que finge buscar el Partido Popular, el impuesto sobre el patrimonio. Si los ingresos por estos impuestos se destinaran directamente a la Sanidad, tal vez el problema no sería tan grave.

Y dentro de todas estas opciones y variables, la principal, por siempre jamás, debería de ser la búsqueda de la eficiencia en la gestión, tratando de optimizar cada euro que se gaste, sin reducir la calidad del servicio pero si el extravío de fondos.

Sobre el autor

Jordi Sierra Marquez

Comunicador y periodista 2.0 - Experto en #MarketingDigital y #MarcaPersonal / Licenciado en periodismo por la UCM y con un master en comunicación multimedia.