Economía

¿A quién le importa el paro?

Parece que a nadie, a nadie con poder, quiero decir, porque es evidente que a todos los demás no es que nos importe, es que nos consume, con una tasa de cobertura que apenas supera el 50% (cuando hace un año estábamos por encima del 80%) la situación está tornando en dramática y cada vez estamos más cerca de un colapso absoluto con un Gobierno tan obsesionado por cuadrar las cuentas que acabará por tener en sus manos un país inexistente pero, eso sí, con el déficit tendiendo a cero.

Qué lejos quedan ya aquellos cantos de sirena, aquellas promesas demagógicas que llevaron a Rajoy al poder, entonces, sólo entonces, el paro, o la lucha contra su abismo, era una prioridad en el Partido Popular, ahora ya no, sí de boquilla, claro está, pero no en la realidad, porque por algún motivo que se me escapa nadie es capaz de ofrecer alternativas reales que permitan una reducción real del desempleo, porque si no se ataja de raíz será totalmente imposible tener unas finanzas solventes, es la pescadilla que se muerde la cola, las cotizaciones sociales de los trabajadores son fundamentales para sostener un país y si cada vez hay menos trabajadores mayores serán los recortes que se tendrán que hacer.

Es evidente ya que la reforma laboral fue un fracaso absoluto porque no fue a las verdaderas profundidades del asunto, quedándose en un paripé sin sentido que acabó por no gustar a nadie. Una reforma laboral que partía de un diagnóstico erróneo ya que trató al mercado laboral español como si se tratara del europeo, por lo que tomó medidas pensando en los trabajadores de las grandes empresas, cuando en España son los menos, en lugar de plantearse que el verdadero motor de este país se encuentra en las pequeñas y medianas empresas.

Unas empresas que se ahogan cada vez más en su propio fango, con una actividad económica a la baja, unos gastos laborales al alza y una rigidez laboral que, en realidad se mantiene idéntica perjudicando, escúchame bien, tanto a trabajadores como empresarios. Se necesita un despido libre de manera urgente en este país, al menos para las empresas de menos de 50 trabajadores, una flexibilidad que estabilice los puestos de trabajo porque no hay nada que genere mayor inestabilidad que la temporalidad laboral y las rigideces de la regulación. Con un despido libre, lo digo y lo repito, la estabilidad laboral dejará de depender de las obligaciones regulatorias y pasarán a depender exclusivamente del desempeño laboral del trabajador.

 

Sobre el autor

Jordi Sierra Marquez

Comunicador y periodista 2.0 - Experto en #MarketingDigital y #MarcaPersonal / Licenciado en periodismo por la UCM y con un master en comunicación multimedia.