Cultura

Contraste humano en punzantes fotogramas: La ley del más fuerte (1975)

La_ley_del_mas_fuerte-380879059-largeCinta alemana cargada de matices emocionales exuberantes, dentro de un sencillo envoltorio argumental. Libre de sentimentalismos artificiales al manifestarse una franqueza casi cruda.

Muy pocos realizadores pueden navegar por las carencias afectivas de manera orgánica sin dirigir el relato al melodrama, viendo seres humanos en lugar de personajes. Para nuestra fortuna, estamos ante un exponente fílmico digno y nada complaciente de Rainer Werner Fassbender en cada secuencia. Presentando objetivamente las consecuencias de un entorno social indiferente y egoísta, donde las virtudes son un concepto moldeable -o un vestigio además- que terminan deformándose al antojo del inescrupuloso.

Al igual que en sus otros trabajos Las amargas lágrimas de Petra Von Kant o La ansiedad de Veronika Voss, aunque ahora en perspectiva masculina, Fassbender explora y muestra el constante autoengaño del individuo para sobrellevar el miedo por la soledad. Él nunca pretende hacer reflexionar, sólo intenta encontrar -libre de mesura- el sentido sublevado a la razón. Durante el proceso, reluce también una crítica cortante a los absurdos delineamientos de la burguesía; sin embargo le interesa más el acaecer de las personas involucradas y como sus actos repercuten en la identidad del protagonista. Un ejercicio singular de antropología social.

Se logra un acercamiento realista que sacude y sobrecoge sin hiperbólicos efectismos, comparándole incluso con la obra de Aki Kaurismaki, pero sin el minimalismo del cineasta finlandés. Contemplamos entonces una visión nada romántica sobre la crueldad nacida de la necesidad, pues los seres de Rainer desean algo que ignoran instintivamente al no tener completa certeza interior.

Todo lo previo es desarrollado en el registro intimista de una pareja homosexual -el conflicto trasciende la orientación sexual- cuya interacción inicia con ingenuidad y luego sufre un deterioro necesario, para demostrar lo perjudicial del contexto ya mencionado. Hasta que el intérprete principal –el mismo Fassbender- cae víctima de sus propias limitaciones psicológicas.

En otras palabras, la cámara cuidada del operador Michael Ballhaus –frecuente en las demás obras de su director- está sometida para captar los eventos tal cual son, dejando una amplitud conclusiva que desborda el encuadre.

Sobre el autor

Jordi Sierra Marquez

Comunicador y periodista 2.0 - Experto en #MarketingDigital y #MarcaPersonal / Licenciado en periodismo por la UCM y con un master en comunicación multimedia.