Sociopolítica

26 mujeres enamoradas

Ha sido la noticia de esta semana, número 21 del año, que está tocando a su fin. El “trending topic” o tema del momento, que se dice ahora.  El título hasta serviría para una buena novela, película o serie: 26 mujeres enamoradas

Cuando una mujer se enamora… y si es de un cura ¡ay! corren ríos de tinta. Emisoras de radio, periódicos de todo tipo, cadenas de televisión tienen ya para cubrir sus espacios, al menos durante muchos minutos. Tertulias, comentarios, opiniones…

En Internet, las entradas que se refieren a la misiva son casi incontables.

A muchos, evidentemente, les trae “al pairo” la noticia. Empezando por aquel chiste viejísimo, en el que un amigo le dice a otro: ¿Qué te parece que se casen los curas? Y el otro le responde: A mi me da igual, si se quieren… pues que se casen.
Pero a otros, no, como es mi caso.

Fui cura y sé, viví o sentí lo que es estar enamorado y que una mujer se enamore de uno. Para empezar (y lo digo por experiencia) no hay papa, ni Vaticano, ni Biblia, ni catecismo, ni curas, ni monjas, ni amigos, ni familia, ni celibato que te haga retroceder. No digo que haya excepciones y que superen el asunto pero lo veo complicado. El amor es lo más grande que hay. Ni fe ni puñetas. Enamorarse (y aquí quiero englobar de todos los tipos y colores) es consustancial a la naturaleza humana. El corazón y la razón se alían para arrasar, cual tsunami, toda la persona. Y, ¿qué quieren que les diga? ¡Qué tsunami más cojonudo! Luego vinieron dos más (enamoramientos, digo) pero eso es otra historia.

Lo primero que hice al enterarme de la noticia fue hacer un ejercicio de empatía y me dije: por un lado, lo tienen que estar pasando genial, eso de enamorarse y tal: quererse, recibir, dar caricias y mimos, hacer el amor… Por otro: lo tienen bastante jodido. ¿Por qué? Pues porque cuando uno se enamora (de un cura o viceversa) se hacen proyectos para vivir juntos, se quiere vivir la sexualidad en su plenitud, se quieren tener hijos, se quieren compartir experiencias, se quiere luchar por unos ideales, etcétera. En fin, como “las personas-humanas” de este planeta.

PERO (y lo pongo con letras grandes) la ICAR, S.L. dice que nones. Que esto es una norma y una tradición que se implantó en el Concilio de Trento, allá por 1545, y que el que quiera entrar y trabajar aquí tiene que aguantarse, joderse (mal, claro) y cumplir aquellas. No vale disentir, opinar, dialogar, intentar cambiarlas. De eso nada, monada. Y si no, a cascársela, tú solo, contigo mismo, ¿eh? No se permiten licencias ni matices.

Y es que, digo yo, las normas están para cambiarlas y se pueden cambiar ¿no? máxime teniendo en cuenta los problemas tan graves de pederastia, ocultamiento de otras relaciones de todo tipo, autoritarismo y prepotencia, por nombrar algunas situaciones que se viven en el “lado oscuro de la Fuerza” como diría un amigo.

Porque estar enamorado y tener sexo, señores, es NATURAL. Y es tan saludable, tan maravilloso, tan recomendable. Que sí, hombre, que sí. No hay misa que supere un polvo (perdón por la irreverencia) pero es que cada día me siento más ser humano o más humanista. Y no voy a dar ideas.

Que las razones que se aducen para mantenerse vírgenes y/o solteros pertenecen a un mundo irreal, soterrado, triste y mal avenido. ¿Ustedes se han visto por la calle cuando llegan a una determinada edad? Van tristes, cabizbajos, solitarios, secos y amargados.

Por lo menos hagan un ejercicio mínimo de libertad y el que quiera que se case y el que no, pues que San Pedro se la bendiga.

Si, ya sé que hay razones de tipo económico.

Que les da pánico el hecho de una separación entre iglesia y estado y que la mamandurria se les acabe.

También sé que hay otras razones de tipo doctrinal: supondría tener el coito para solamente procrear. Uf, como está la cosa.

Tampoco se pueden usar métodos anticonceptivos. Prohibido. ¿Masturbarse? ¿Y más acompañado? Prohibido.

Y sí, ya sé lo que me van a decir: ¿Mujeres? Ni de coña. Son nuestro peor enemigo. Con lo listas e inteligentes que son, a pesar de lo que diga el Cañete. Y sobre todo, lo bellas y trabajadoras. Qué va, qué va… Mucha tentación en el camino, con los salidos que somos y estamos.

En fin, mis queridas 26 amigas: p´alante. Insistan. Como decía el borrachito agarrado a un poste de la luz: arriba hay luz.

Y la iglesia se topó conmigoAh, y una sugerencia: Existe un movimiento que se creó hace más de 30 años que se llama MOCEOP (Movimiento por el Celibato Opcional) y que está presente en muchos países del mundo. Allí les pueden orientar, contar experiencias y demás. Ahí sí que se está, desde hace tiempo, manteniendo un pulso y luchando de verdad. Lo digo, por si no lo sabían. No crean ustedes que la carta es una novedad. Pero está bien para armar revuelo y tocar las narices al Vaticano. Para eso cuenten conmigo que me apunto a un bombardeo, espiritual claro, por si acaso venga el Fernández Díaz, llame a la poli y me detengan por incitación al terrorismo.

Una penúltima cosita, y ya que estamos. Hace dos años escribí un libro que se titula: Y la iglesia se topó conmigo. Es un manual de instrucciones. Digo, por si vale.

Y la última: me hicieron un par de entrevistas para hablar del asunto. Cuelgo una para no ser pesado. Por si interesa.

Sobre el autor

Jordi Sierra Marquez

Comunicador y periodista 2.0 - Experto en #MarketingDigital y #MarcaPersonal / Licenciado en periodismo por la UCM y con un master en comunicación multimedia.