Cultura

Musina

Flon-Flon y Musina, de Elzbieta Murawska

A Musina le importa poco que los inviernos que se tienden sobre las tierras manchegas sean de rigor o no. A Musina, lo que verdaderamente le interesa y le divierte es ponerse a juguetear con las gotitas del rocío tempranero. Dice que es capaz de introducirse en ellas y ejercer la adivinación. Yo, un incrédulo de toda la vida, me asombro de que alguien pueda ver por entre tan diminutas maravillas.

Musina es escueta en las respuestas. Ella dirá que para el esfuerzo dialéctico ya está este bicho raro que todo lo envuelve en un amasijo de sentimientos. Algo hermética también es. No se deja atravesar el alma fácilmente. Que para entresacarle algún destello, hay que removerla de la cara conocible de su luna a fuerza de un sinfín de florituras.

A Musina le encanta Sorolla. Y Elton John. Y el mar. Y el número siete. Y de vez en cuando se sumerge en las cristalinas ilustraciones de Elzbieta, de quien, probablemente, escogió su gracia. Le flipa volar. Asegura que dispone de alas, de las alas necesarias para rasar sin desmayo los trozos desgarrados del tiempo… Claro, se me olvidaba decirles que Musina es un ángel, el ángel que por ahora me guarda.

Sobre el autor

Jordi Sierra Marquez

Comunicador y periodista 2.0 - Experto en #MarketingDigital y #MarcaPersonal / Licenciado en periodismo por la UCM y con un master en comunicación multimedia.