Karma

La ruptura con el dolor

¿Se puede romper con el dolor?¿Y por qué no? ¿Es que acaso no se rompe de algún modo y sin previo aviso con la alegría, con la felicidad, con la dicha interna?

¿Por qué puedo de pronto dejar así como así mi relación sana con la dicha y alojarme durante tanto tiempo en infiernos personales, lejos de todo lo que amo y me hace bien, solo porque apareció esa vieja conocida llamada Imagen 077DESILUSIÓN y me arrojó las malas barajas de un tiempo de infortunio en algo o con alguien que yo apreciaba demasiado?

¿Cómo es posible que las personas hagamos las valijas para partir hacia la desdicha, ni bien salga el primer vuelo hacia la infelicidad?

¿Por qué estamos tan dispuestos a fracasar en todo y con todo?

¿Por qué utilizar tanta energía innecesaria en sufrir así?

Lo queramos reconocer o no, sufrir es un desgaste negativo y siniestro de energía que al final no puede utilizar nadie más a su favor que no sea el DOLOR. Y alimentar a un dolor, por mucho que lo queramos minimizar el asunto, es algo grave, es insano e improductivo.

El DOLOR es una manifestación de la reacción humana frente a una situación negativa que supera y desborda toda capacidad de tolerancia. Surge el dolor cuando algo o alguien nos lastima, ya sea física o espiritualmente.

Surge el DOLOR frente a la perdida mas preciada, frente al fracaso insuperable, frente a una realidad adversa e injusta. El DOLOR está siempre latente, amenazando nuestra fragilidad, aprovechando cada oportunidad de manifestarse y predispuesto a aparecer ni bien renunciamos a creer en nosotros de nuevo y a tener fe y esperanza.

Pero este poder que tiene el DOLOR sobre cada uno de nosotros,

es el mismo poder que tiene la DICHA.

Ambos son poderosos, ambos pueden transformar la vida de una persona y hacerla feliz o no. Aquí la que tiene que tomar armas en el asunto y decidirse a cortar la relación con uno e inclinarse por el otro es cada persona.

YO no puedo estar casada con el DOLOR y pretender que alguna vez la dicha se atreva a tocar a mi puerta, a traerme flores y a hablarme de su amor por mi.

YO no puedo pretender esa incoherencia, porque ni la DICHA ni el DOLOR deciden quién va a quedarse en mi vida y conmigo.

Aquí la que decide su destino es únicamente cada persona.

Cada quien decide a quién le abrirá las puertas de su vida, con quién se quedará a relacionarse y convivir  por poco o mucho tiempo. Tanto el DOLOR como la DICHA son dos novios dispuestos, llenos de fuerza y con ganas de dejarse adoptar por cualquiera.

Y si bien del DOLOR se aprende bastante y es humano que se manifieste ante perdidas o periodos difíciles de la existencia, no es sano relacionarnos con él pretendiendo un vínculo permanente.

Aunque el DOLOR sea quien acompaña nuestros tristes pasos en las fases de sombras de cualquier pérdida o desilusión, no confundamos su influencia con compañía, valga la redundancia.

El DOLOR nos influye, nos abarca y nos invade cuando todo parece perder el sentido en cada vida. Pero el DOLOR no acompaña nunca, por más que el que está sufriendo asegure que solo el DOLOR que siente es lo único con más presencia allí, en esa fase oscura de angustia.

Sucede que todo se lo damos al DOLOR cuando estamos tristes.

Sucede que rompemos con la DICHA pues la consideramos una traidora que eligió a cualquiera para hacer feliz menos a nosotros.

La hacemos responsable de aquello que hemos perdido o de aquello que se nos ha negado. Sentimos que no merece ni que la contemplemos o le demos otra oportunidad. La desalojamos para siempre o por demasiado tiempo porque creemos que debemos castigar a alguien por tanta tristeza y de lo que no nos percatamos es de que nos estamos castigando directamente a nosotros mismos: encima de que perdimos a alguien, además de que se nos negó tal amor, tal oportunidad, tal sueño, encima somos tan duros con nosotros mismos como para garantizarle al DOLOR, para siempre, el éxito en nuestras tristes vidas.

Propongo romper con el DOLOR.

Y esto con todo respeto al DOLOR y padecimiento de quienes sufren pérdidas verdaderamente irreemplazables. Sin embargo, la depresión, el estar durmiendo en la misma cama con la tristeza durante tantas noches, el prestarle hasta nuestro pijama a la angustia para que se haga dueña de nuestras noches y se trague en su propia oscuridad a todos nuestros mejores sueños, no nos va a conducir a recuperar absolutamente nada ni a nadie que hayamos perdido.

Romper con el DOLOR no es traicionar el recuerdo de lo amado.

Nadie traiciona a nadie por ser feliz, por tener el valor de continuar su camino.

Romper con el DOLOR no es romper con el amor de aquel o aquellos que has perdido. Es romper con una mala energía que no permite a nadie vivir en paz. Permitirse la elección de la DICHA es también un modo de cerrar heridas y es hacerles saber a aquellos que hemos perdido que nos seguiremos conectando con ellos desde la luz de la plenitud. La oscuridad jamas ha conectado a nadie con nadie. En la oscuridad se pierden recuerdos buenos, sonrisas grandes, abrazos enormes. Y nada más oscuro y triste que el DOLOR instalado para siempre en el corazón de una persona.

Sobre el autor

Jordi Sierra Marquez

Comunicador y periodista 2.0 - Experto en #MarketingDigital y #MarcaPersonal / Licenciado en periodismo por la UCM y con un master en comunicación multimedia.