Sociopolítica

Sindicatos del Siglo XXI: el metro en Barcelona, los autobuses en Zaragoza

En pleno Siglo XXI, el sindicalismo se empeña en seguir manteniendo su parcela de poder, en una sociedad que no lo necesita

  • El fenómeno sindical tuvo, quizás, su razón de ser durante todo el desarrollo de la Revolución Industrial: se hacía necesario modificar los patrones de trabajo, las formas de vida, los convenios, desde un modelo artesanal y rural, a uno industrial y urbano
  • Los flagrantes casos de cerrazón y enroque que se están viviendo en Barcelona con el Metro, y en Zaragoza con los autobuses urbanos de AUZSA, demuestran la sinrazón en la que viven anclados los sindicatos, aferrados al siglo XIX

No siembran paz, consenso, negociación, sino odio y enfrentamiento criminal e interesado

Desde sus orígenes, el sindicalismo no ha estado exento de albergar la negra oscuridad con que lo tiñen los intereses políticos de ciertos grupos, que camuflan sus verdaderas intenciones bajo la bandera de una falsa solidaridad  obrera, una defensa del trabajador frente al explotador patrón…

En lugar de hacer entender a sus afiliados que el empresario no es un enemigo, sino que es quien arriesga su dinero y empeña su vida para generar beneficio económico y puestos de trabajo, se esfuerzan por inocular enfrentamientos, por criticar, acusar, y generar conflicto. ¡Ellos, que no crean ni riqueza ni empleo!

Sindicalistas, a vosotros os digo: no existe en España ‘el patrón’, eso es un concepto del pasado; y a nadie se le impide cambiar de empresa si no le gusta la cara de su jefe, o sus condiciones laborales, mientras sean legales. No hay  un ‘pobre y desgraciado obrero’ y un ‘rico y explotador patrón’.  Hay personas que crean negocios, y personas que trabajan por cuenta ajena a cambio de un salario, gracias a que otros han creado un negocio. Así que menos demagogia y discursos antediluvianos cargados de mentiras, de falacias, de basura verbal y diarrea mental, solo creíbles por preescolares.

Los sindicalistas son… ¡Casta!

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Foto: zapaterolandia.blogspot.com

Lo cierto es que los sindicatos se han constiuido en una pieza privilegiada del sistema partitocrático en España. Una pieza que juega las bazas políticas interesadas de partidos llamados ‘de izquierdas’ ( en un país en el que esta distinción es estúpida, porque todos, izquierdas y derechas,  juegan a la socialdemocracia), aunque no le hace ascos a sentarse a la mesa de ‘las derechas’, o de ‘la patronal’, pues domina el juego a dos bandas,  y cepillarse unos langostinos o lo que se tercie…

Y es que los representantes sindicales forman, por más que lo nieguen, parte de lo que muchos han dado en llamar ‘casta’. Y  además, lo son de la peor. De la peor porque se asientan sobre la mentira y la hipocresía: negocian única y exclusivamente por y para los intereses de sus representantes. ¡Y viven como Dios con el cuento! Parece mentira que todavía haya tanto ciego en las empresas y administraciones, que se afilie a un sindicato y escuche a este tipo de gentes…

Los mantenemos entre todos… y encima hacen competencia desleal al sector privado

Foto: caniho.tumblr.com/

Foto: caniho.tumblr.com/

El sistema sindical nos obliga a todos los españoles, estemos o no afiliados a ellos, a mantener a toda una enorme masa de liberados sindicales que viven a costa de todos, y a sus sindicatos. Con horas sindicales, intocabilidad, privilegios, subvenciones y mamandurrias varias.

Vamos a ver, chatín, si quieres un sindicato, te lo pagas tú, de tu bolsillo, y nada de recibir dinero público, que sale del mío. Cero subvenciones. Y nada de entrar de forma privilegiada en negocios del sector privado: consultoría, formación, etc. Los sindicatos están montados como negocio para algunos… y si no, bájense ‘al sur’… y me lo niegan.

Fuera de los negocios, fuera subvenciones, y que cada sindicato se financie con las cuotas de sus afiliados.

Los piquetes se constituyen en organizaciones criminales

Por lo general, los mal llamados ‘piquetes informativos’ son grupos organizados para delinquir, coaccionar, acosar, amedrentar, amenazar… Montan barricadas, queman neumáticos y contenedores, bloquean las vías públicas interrumpiendo el tráfico, aguardan a los demás trabajadores para amenazarles e impedirles que ejerciten su derecho a trabajar… Vamos, comportamientos típicos de una auténtica mafia. Hay un grupo, hay dirección (una cabeza), hay intención, hay organización… llevan a cabo actos ‘terroristas… ¿qué mas necesita un juez para determinar que constituyen una organización criminal, que conculca los derechos y libertades de los demás, saltándose las leyes y cometiendo delitos a diestro y siniestro? ¿Por qué esa condescendencia con estos individuos?

La negociación colectiva: una aberración igualitaria que beneficia sólo a los peores

La negociación colectiva es una manipulación del propio acto de negociar, que debe ser planteado en términos de contrato privado entre personas libres e iguales que pactan de forma voluntaria. Un acuerdo contractual entre un empleador y un empleado, de forma individual y directa, sin intermediarios ni colectivismos.

Así lo he planteado yo siempre, tanto para mí como empleado, como empleador: cada puesto de trabajo presenta unas condiciones de contrato estándar , que el trabajador debería negociar individualmente, personalmente, de modo que en función de su perfil, sus capacidades, su rendimiento, sus habilidades, es decir en función del ‘valor que aporta’ a la organización, puede modificar, planteando otras: salario, jornada laboral, flexibilidad, complementos, beneficios sociales, etc.

Un trabajador capacitado, con valía, no quiere que otros negocien por él unas condiciones que seguramente podría mejorar.

La negociación colectiva otorga poder a los representantes sindicales, genera pactos secretos entre el empresario y el sindicalista de turno, y beneficia finalmente a los mediocres, a los vividores y a los incapaces, que de otro modo recibirían lo que realmente merecen recibir: una patada en el culo.

 

Para prueba: la huelga del metro en Barcelona, la de los autobuses urbanos en Zaragoza

Foto: desdeelexilio.com/

Foto: desdeelexilio.com/

En Barcelona, en plena celebración del WMC, un acontecimiento de importancia extraordinaria para todos los barceloneses, porque genera riqueza, el egoísmo sindical de los trabajadores del Metro, provoca una huelga que colapsa la ciudad… No se puede ser más ruin y chantajista…

¿Qué se puede exigir de esas maneras, en un país de parados, con seiscientoeuristas, y cuando sus salarios medios van desde los 29.000 a los 33.000 euros…?

En Zaragoza, los trabajadores de AUZSA, los autobuses urbanos,  llevan desde el mes de diciembre de 2015 de huelgas y paros… Es su costumbre: desde 2013 van a huelga eterna por año… Zaragoza es una ciudad ‘tomada’ por unos individuos que no respetan a sus vecinos. ¿Su finalidad? Seguramente quieren ser funcionarios: remunicipalizar el servicio, para vivir mejor de lo que actualmente viven, pues como en el caso de Barcelona, el salario de un conductor de autobús es como para plantearse seriamente ¿y para eso he estudiado yo tanto? ¡Anda ya! Casi 30.000 euros brutos anuales sin contar antigüedad, festivos, pluses, nocturnidad… (cuatros pagas extra -julio, diciembre, Pilar y beneficios) y 45 días naturales libres, además de los 14 festivos anuales… Increíble que estos pobres y sufridos trabajadores que están siendo tan vilmente explotados en semejantes condiciones de trabajo esclavo sigan de huelga, ¿verdad?

 

Pues eso, que sindicatos, como se dice en Bilbao:

¡A cascarla a Ampuero!

Sobre el autor

Jordi Sierra Marquez

Comunicador y periodista 2.0 - Experto en #MarketingDigital y #MarcaPersonal / Licenciado en periodismo por la UCM y con un master en comunicación multimedia.