Sociopolítica

Albert Rivera: el camuflado mamporrero de la partitocracia

  • Lejos quedan los días en los que Rivera recorría las provincias de España casi que a hurtadillas, evangelizando a sus afiliados sobre un mensaje que se teñía radicalmente de ‘liberal’, y siendo ignorado por los medios, que entonces no veían en él sino a un ‘niño bien’ , un burguesito acomodado de escaso recorrido, que había venido a revolucionar la política catalana, y poco más.
  • Con un partido denominado Ciutadans, y exclusivamente centrado en el trasunto del independentismo catalanista, el salto a la política nacional resultaba complicado. La transformación en Ciudadanos – Partido de la Ciudadanía, y la ampliación del mensaje, comenzaría a gestar el asalto al país entero. En ese asalto, UPyD se presentaba como el principal enemigo a batir.
  • Y hoy… un tipo que pacta hasta con el PSOE. ¿Se trata quizás de una estrategia? ¿Camuflarse de socialdemócrata podría conducir a un partido ‘liberal’ hasta el Gobierno? Algo imposible de lograr en un país, España, cuyos ciudadanos no tienen ni pajolera idea de lo que significa ser liberal, más allá de las mamarrachadas sectarias, manipuladas y falsas, que tipos de la mamandurria como Escolar, Wyoming o Toledo, escupen solo con el ánimo de seguir conservando sus privilegios, ¡oh salvadores de la patria comunista. El capitalismo de amiguetes, practicado por PP-PSOE, no es ni capitalismo ni liberalismo.

1-Rivera habéis picadoSí, quedan lejanos los años en los que Albert confabulaba con representantes del partido en provincias, sobre cómo trabajar para que el mensaje liberal calase en nuestra sociedad, y cómo sobre todo, provocar que dentro del partido, el liberalismo constituyera una corriente que, pese a convivir con otras para mantener las formas, lograse llagar a ser la dominante en las estructuras. O cómo integrarse en organizaciones liberales europeas y mundiales…

Para aquellos que creíamos en sus palabras, nos resultaba chocante el que cualquier ciudadano español, abierto de mente, evolucionado, no apoyara un programa, aquel de 2008, en el que se plasmaban unas propuestas que defendían ciertos planteamientos desde una libertad como ningún partido político lo había hecho antes, y eso pese a encontrarse lastrado por una base de proteccionismo público más que evidente…

Sin embargo, el partido no estaba aun preparado para el desembarco nacional. UPyD se llevaba el gato al agua. Y los afiliados, también. Bueno, mejor dicho: se llevaba a aquellos trepas que veían en UPyD una vía más rápida y segura para medrar en política y hacerse con una poltrona. Las ratas abandonaban Ciudadanos y se enrolaban en UPyD a diario. Mientras tanto, Rivera jugaba a intentar lograr el reconocimiento de Rosa Díez: se suponía que Ciudadanos y UPyD debían aunar esfuerzos… Y lograr una tercera fuerza política capaz de plantar cara al bipartidismo. Una ansiada Tercera Vía…   A día de hoy, todavía no sé si en realidad esta unión se saboteó interesadamente desde dentro del mismo Ciudadanos, a la vez que se decía pretenderla, o si fue exclusivamente el ego y la ceguera de Rosa Díez las que dinamitaron todo posible acuerdo. Esta segunda posibilidad es probable, dado que ese ego y ceguera han acabado por destruir UPyD… pero la primera también.

Lo cierto es que ambos partidos se han nutrido de personas que no encontraban acomodo en los partidos ‘reinantes’ y que veían en ellos una salida a su insatisfacción política y deseos de cambiar las cosas. Pero no es menos cierto también, que el trasvase entre ambas formaciones políticas, ha sido constante y su sentido ha estado supeditado a qué partido tenía  mayores posibilidades de ‘tocar  chufa’ en un determinado momento. Las luchas intestinas han sido y siguen siendo terribles; los descalabros de direcciones y ejecutivas locales, sonados y esperpénticos; los cadáveres de los expedientados a docenas, se acumulan por las cunetas de medio país; la cantidad de trepas que pululan por sus pasillos, y que no tienen dónde caerse muertos a no ser que ‘pillen cacho’, es mayor en número que las legiones romanas…

A Rivera y su partido se les vio como las ‘nuevas juventudes’ del PP… Rajoy vio a Rivera como posible aliado, y dio por sentado su apoyo. Rivera echó los tejos a Rajoy… pero resulta tan imposible establecer un diálogo cabal con ‘el estafermo’, que diría Pedro J.; se hace tan improbable siquiera obligarle a pronunciar una palabra; es tal el grado de ausencia que destila su mirada, carente de brillo de humanidad alguno, que Rivera ha terminado por ‘ajuntarse’ con ese caído del guindo que, como le ocurrió a otro presidente por accidente, Zapatero, parece que se las pongan como a Fernando VII: a Pedro Sánchez le va a salir la presidencia del país de carambola… si le sale.

El caso es que Rivera y su partido acuerdan con el PSOE nacional… demostrando que son lo que son: un partido socialdemócrata, como los dos que sustenta el bipartidismo: PP y PSOE. Pero además califica su acuerdo como ‘…para un Gobierno reformista y de progreso’. Ahí le has dado: la progresía tiene dónde elegir, pues su espectro se extiende desde el chocolate amargo de Podemos, el ‘80% cacao’ de Izuierda Hundida, hasta el ‘con leche’ del PSOE, pasando por el ‘con almendras’ de Ciudadanos…

Ciudadanos se muestra así menos como un ‘PP light’ que como un ‘PSOE light’… Pese a ello, el de Rivera no constituye una tercera vía, sino un ‘quiero y no puedo’, un ‘no me atrevo’, un ‘insípido grupo de colegas’… un partido acobardado en suma, sumiso a la partitocracia, a la Monarquía, a una Constitución que nació corrompida, y dispuesto a pactar con PP o PSOE por igual.

Ni una sola de las medidas anunciadas por Rivera en su programa electoral se llevará a la práctica con determinación y valentía radicales, sino mediante subterfugios y manos de pintura que harán de ellas una farsa más de este juego de partidos.

La regeneración no se producirá, todo seguirá igual, pero ‘con otro color’.

Para muestra, tenemos el apoyo de este partido al PSOE andaluz:  la corrupción en Andalucía, dormirá debajo de la alfombra. En asuntos de corrupción, UPyD ha sido mucho más explícito, contundente y eficaz…

Y sirva también de ejemplo el asunto peliagudo de la eliminación de las diputaciones provinciales: se anuncia esta mediada por la elevada carga de gasto público que suponen, la duplicidad de instituciones que supone, y el nido de enchufismo, nepotismo y apesebramiento que son en realidad. Y finalmente, no se acuerda con el PSOE suprimirlas… sino que se sustituirán… se transformarán en otros entes… Hay que tener cuidado: los miles de chupópteros que en ellas dormitan podrían despertarse cabreados, así que mejor ‘no meneallo’.

Lo mismo podemos afirmar con la reforma para que autónomos, emprendedores y empresarios no se vean asfixiados por tasas y cuotas de frenopático.  Lo pactado por Rivera no es lo que la lógica impone, sino lo que un socialdemócrata estatalista pergeñaría para simular una mejora, que en realidad no deja de ser sino una encerrona…

Pues así con todo: todo lo que Ciudadanos y Albert afirman que harán, se transforma a la hora de firmar por un sillón.

Dominar el arte de la mentira remozada por un marketing que camufla la verdad que se mostrará a posteriori, tras la juventud, la sonrisa postiza, el color de la alegría, las propuestas que todos querrían ver hechas realidad y las promesas de renovación en la casta política.

Ciudadanos es más de lo mismo. Y por eso, Rivera se erige en un mamporrero del sistema de partidos. Y mientras tanto… el liberalismo tendrá que esperar…

Sobre el autor

Jordi Sierra Marquez

Comunicador y periodista 2.0 - Experto en #MarketingDigital y #MarcaPersonal / Licenciado en periodismo por la UCM y con un master en comunicación multimedia.