Sociopolítica

Brexit. Europa: el último en salir, que apague las luces

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Inglaterra se marcha de la “Unión Europea” por decisión mayoritaria del pueblo británico. Si uno se pregunta qué ha motivado esta decisión popular para el Brexit se encuentra con dos  explicaciones al menos:

  • Una, que las políticas neoliberales europeas están asfixiando a la clase obrera y a la clase media inglesa, igual que sucede en el resto de la “Unión Neoliberal”. Por sus   políticas antisociales ha retrocedido la clase media y aumentado la pobreza de la clase obrera hasta el punto que muchos miles  de sus hijos están teniendo que ser atendidos en comedores sociales, algo que se no veía desde la segunda guerra mundial. Los recortes en sanidad, educación y bienestar social han pesado  mucho en la decisión británica por salirse de la Europa comunitaria a la que además le atribuyen – y con razón- falta de democracia y  exceso de dirigismo alemán que merman la propia democracia inglesa.

Desde este punto de vista, ha estado muy bien el salirse de la Unión y puede que el ejemplo cunda, porque esta Europa del euro solo ha servido para aumentar dos cosas: el número de millonarios y el número de pobres y gentes en peligro de exclusión social, incluida la población infantil, sin mencionar la vergonzosa presencia de paraísos fiscales en la propia Europa,  como Gibraltar, Andorra, Liechtenstein o la propia Holanda, sin que  los dirigentes políticos tomen medidas, pues muchos de ellos esconden ahí  su propia fortuna para evadir impuestos en su propio país.

Esta es la cara positiva del triunfo del Brexit. Pero  tiene otra menos afortunada.

Dos: El rechazo a la política de inmigración.

El 63 % de la población está en contra de la llegada de refugiados y de inmigrantes. Este estado de conciencia medrosa de la gente ha sido muy bien aprovechado por los políticos xenófobos y los racistas para reclamar el Brexit, y el éxito les ha acompañado.

Desde este punto de vista, el triunfo del Brexit ha sido muy negativo, porque  el triunfo de la xenofobia y el racismo que acompañan al Brexit   va a envalentonar a los partidos de extrema derecha en toda Europa, pues es un hecho que tanto en Francia como en Holanda, ya están reclamando lo mismo: un referéndum para ver si el resto de europeos  piensa lo mismo que los ingleses.

¿Un referéndum en toda Europa?

Es  un hecho que Europa neoliberal nos está arruinando  a todos a favor de los ricos. Desde ese punto de vista, reclamar “más Europa” como  pretenden esos europeístas a todo trance, es seguir con las mismas: las políticas de reformas y recortes y la pérdida de derechos sociales y libertades públicas. “Más Europa” no es otra cosa que continuar ahondando en la  política que arruina a la inmensa mayoría.  Las políticas neoliberales se han convertido en una losa para los pueblos. Por eso la Unión Europea debe ser revisada con urgencia y la idea de un referéndum inter-europeo es algo que se vislumbra urgente   para que los pueblos decidan si queremos una Europa neoliberal o apuestan por una Europa social. La primera opción es más de lo mismo con visos a lo peor. La segunda opción  abre las puertas a la idea de una nueva Europa, más democrática, más justa en la distribución de la riqueza y más acogedora de refugiados e inmigrantes que huyen de la guerras  y de la pobreza de las que precisamente muchas naciones de esta Europa son responsables directos o cómplices.

Estas dos opciones son claras, y un verdadero europeísta optaría, desde luego, por la segunda opción, que tanto molesta a estos gobiernos falsamente europeístas que se han convertido en las amas de llaves de banqueros y multinacionales comenzando por Alemania y terminando por EEUU.

¿Y entre tanto?

Mientras los pueblos de  toda Europa no tengan desarrollada mayoritariamente una conciencia social, un sentido de la unidad y de la cooperación  y un sentido de la compasión hacia los que piden ayuda desde dentro y desde fuera de sus fronteras, tanto el neoliberalismo como  el fascismo creciente tienen asegurado su público. Para impedir tal  retroceso al abismo al que se dirige este continente  es preciso  que cada uno  de nosotros comience por desarrollar en su propia conciencia todo aquello que sirva para el bien común. Es decir: es urgente superar el individualismo egocéntrico que sirve de caldo de cultivo para la xenofobia, el racismo y la indiferencia ante las injusticias sociales. Solo si las mayorías superan esas miserias personales es  posible un referéndum exitoso para todos en una nueva Europa.

Para una  nueva Europa hace falta una nueva conciencia. Mientras no se tenga, solo tendremos más de lo mismo con una u otra máscara exterior y muchos conflictos y miseria para todos a favor de los mismos de siempre. La mala  o la buena hora de la  Europa de los próximos años  depende así de cada uno de los europeos y de nadie más. Por supuesto, no depende de estos gobiernos. Necesitamos otros muy distintos.

Sobre el autor

Jordi Sierra Marquez

Comunicador y periodista 2.0 - Experto en #MarketingDigital y #MarcaPersonal / Licenciado en periodismo por la UCM y con un master en comunicación multimedia.