Cultura

¿Han sido justamente derrocados los sofistas del trono de una era?

En este ensayo se pretende discutir la importancia que tuvieron -y tienen- los sofistas en el desarrollo del pensamiento occidental

sofistasEl carácter peyorativo que adquirió su nombre se pondrá de contraste con la exaltación de la que fue objeto Sócrates, observando sus diferencias y centrándonos en los méritos de los sofistas. Se intenta evidenciar el sesgo que conlleva decir “era pre-socrática” y se presenta este nombre como un honor que debería ser compartido.  No se pretende en ningún caso, desterrar al ateniense del trono que ha ocupado a lo largo de la Historia, sino de preguntarnos si ese trono sólo le pertenece a él.

 

¿Que contribuye al destierro de unos y la gloria de otro que ha propiciado la Historia? En primer lugar, la bibliografía. Y es que  los sofistas muchas veces son presentados como un mero reflejo del decaimiento que vivió Atenas en sus últimos años de esplendor. Su filosofía para algunos autores, no sería otra de las muchas consecuencias que desencadenó la caída de la Liga de Delos.  Así se les presenta en una manera causa-efecto que empaña sus méritos. Siguiendo a Guillermo Fraile en su libro Historia de la Filosofía I: “El choque de ideas, característico de la época pre-socrática (…), las deficiencias doctrinales, cuando los conceptos ni las nomenclaturas estaban suficientemente elaboradas para ello (…) acabaron por crear un ambiente adecuado a la actitud relativista” (página 285). En cambio se nos presenta, incluso en el libro citado anteriormente, a un  Sócrates fuerte y trágico que luchó contra toda filosofía y política que consideraba injusta o mentira. De este modo se ensalza la figura del héroe que aparece en un momento de crisis institucional y filosófica, frente a un grupo de personas que son derivados del orden económico-social. (pg 224,225,238 de Fraile, G. Historia de la Filosofía I).

 

Esta tradición bibliográfica no es nueva ni mucho menos. Por promulgar un pensamiento a contracorriente, los sofistas sufrieron grandes críticas de sus coetáneos. Por poner algunos ejemplos:

  • “Los sofistas hablan para engatusar, escriben para el propio lucro y no son útiles a nadie” (Jenofonte El arte de la caza XIII 8-9)
  • “cazadores interesados de gente rica, vendedores de una ciencia no real” (Platón  Menón (91c 92b) )
  • “Decía que el hombre es la medida de todas las cosas , lo que no significa sino que lo que le parece a cada uno, tal es para él con certeza” ( Descripción de de Aristóteles sobre Protágoras; Metafísica XI 1062b13)

 

El debate se pone encima de la mesa en la Modernidad cuando Hegel vuelve la vista atrás a la época clásica y Nietzsche culpa de la mediocridad occidental a la filosofía platónica (Historia de nuestra Idea del mundo José Gaos p.456). Esta época crítico-reflexiva invitó a dudar de la herencia recibida y con ello, de los padres de nuestro pensamiento. Si pensamos en Platón y Sócrates como padres de nuestro pensamiento occidental (idea muy distribuida, véase por ejemplo La psicología: un largo sendero, una breve historia de Isabel Jáidar, página 26) podemos entender que hasta que  este pensamiento no sea sometido a una crítica profunda, la historia seguirá estando sesgada.

Es desde la visión postmoderna, en la que la razón no siempre produce progreso,  cuando, más que nunca, debemos volver la vista atrás y examinar el momento en que se condenó a aquellos maestros de la sospecha, que sospecharon del logos  pero durante siglos no pudieron evitar ser también sospechosos.

Pero es ahora cuando debemos librarles de la sospecha y reconocerles, quizá, como la influencia más antigua de nuestro pensamiento moderno. La exacerbada lucha en contra de su relativismo ha sido, en mi opinión, uno de los motores más importantes a lo largo de la historia de la filosofía. Sin embargo hoy hemos vuelto a un punto cercano, nunca igual, y es cuando les tenemos que reconocer su mérito. Siguiendo a Carlos Goñi Zubieta podemos decir que “en primer lugar, gracias a ellos, la reflexión filosófica se fijó en el ser humano, en su condición moral y política (…) En segundo lugar vieron la importancia que tenían la ley y las convenciones para la convivencia”(Historia de la filosofía I: Filosofía antigua Carlos Goñi Zubieta pag 82). Además según Alejandro Villadei: “El perfecto sofista es aquel que es capaz de hablar y tratar sobre cualquier tema. Este planteamiento supone una orientación universalista de la educación” (El doctrinal pag 12). Además en el plano estético Wladyslaw Tatarkiewicz nos enumera sus logros (pag 106-107):

 

  1. La definición de la belleza
  2. La definición del arte
  3. Observaciones importantes respecto a la creación artística y la influencia del arte
  4. los primeros intentos de separar el arte y la belleza en su sentido propio y más reducido.

 

A pesar de todo lo enumerado hasta ahora, es en mi opinión  su postura en el plano ético la que les convierte en serios aspirantes a compartir, nunca robar, el trono socrático. La sociedad griega presocrática-presofista, se asemejaba a las sociedades etnológicas estudiadas por los antropólogos en las que el SER y el DEBER SER se corresponden.  “El cuerpo social está constituido como debe ser, por tanto, cada cual ajustará su conducta desde lo que su forma de inserción en cada una de las partes dictamine” (Celia Amorós en La aventura de la moralidad Problemas, Paradigmas y fronteras de la Ética editado por Carlos Gómez y Javier Mugeruza, pagina 188). La separación típicamente occidental y moderna entre el ser y el deber ser requeriría  de dos pasos: el primero separar ambos términos y el segundo la creación del deber ser. Es aquí donde yace el gran mérito sofista. Con sus viajes descubrieron que lo estaba bien en una ciudad no estaba bien en otra y que por tanto, no existía el bien universal terrestre. Esto desencadenó la siguiente pregunta: Si no hay nada universal… ¿Que debería haber? Naciendo la ética reflexiva que hoy conocemos, que ya no emana de manera natural de la sociedad sino que es de creación individual.

Si Javier Muguerza lo pidió con Kant (Kant y el sueño de la razón 9-38) me gustaría parafrasearle con los sosfistas para terminar: y es que lo verdaderamente decisivo lo habremos de encontrar en los problemas que plantean más que en las soluciones que dieron, por las que se les critica tanto. Sin olvidar la enorme aportación de Sócrates (como su método inductivo y la constante búsqueda de definiciones universales) concluimos que los sofistas han sido injustamente destronados y que como mínimo deberían mirar de tú a tú a Sócrates en el panteón de la Historia.

Sobre el autor

Jordi Sierra Marquez

Comunicador y periodista 2.0 - Experto en #MarketingDigital y #MarcaPersonal / Licenciado en periodismo por la UCM y con un master en comunicación multimedia.