Sociopolítica

Silenciada por el tiempo: Entrevista a una víctima de abuso sexual

Víctima de abuso sexual, una mujer nos cuenta hoy con detalle cómo se sintió y lo que vivió.
víctima de abuso sexual

Me siento totalmente afortunada de poder realizar esta entrevista a una gran mujer y, aunque es lamentable la situación que ha tenido que habitar en ella, la fortaleza que desprende es inmensa, encandiladora, profesando una luz especial.

Ella se sienta delante de mí, un poco nerviosa por la situación, ya que nunca ha concedido una entrevista, pero con la seguridad suficiente para poder realizar adecuadamente sus declaraciones.

Tiene 38 años y un pasado desafortunado que la ha llevado a valorar aspectos que otros mortales no concebimos.

Es apasionada, divertida y un poco reservada, la situación vivida la marcó en su infancia, regando sus actitudes con su experiencia.

Ella… ha estado silenciada por el tiempo…

R.B.- Me imagino que no quieres dar tu nombre para preservar tu intimidad, ¿me equivoco?

Así es, prefiero mantenerme en el anonimato.

R.B.- Debo decirte que es totalmente respetable, pero ¿puedo preguntarte por qué?

Por supuesto, es una parte que pertenece a mi intimidad y aunque he decidido contar mi caso, prefiero mantener la privacidad en mi persona.

R.B.- Esta respuesta me lleva a plantearte una segunda cuestión relacionada, ¿qué detonante te lleva a tomar la decisión de explicar tu historia? Me imagino que por lo que me comentas, si no hubiera habido una causa, quizá no hubiera surgido nunca, ¿no es así?

Puede que tengas razón, la verdad es que nunca pensé que esto podría salir a la luz, es demasiado íntimo y personal y no soy muy partidaria de explicar ciertos temas pertenecientes a mi intimidad. Pero respondiendo a tu pregunta, sí que se ha producido algo en un período de tiempo para que yo sienta las fuerzas de poder exponerlo.

R.B.- ¿Qué ha pasado?

Es sencillo, últimamente han salido a la luz muchos casos de abusos sexuales y se han publicado algunas entrevistas de víctimas. Precisamente escuché en un medio, no hace mucho, el testimonio de una persona sobre un caso similar y eso desencadenó algo en mi interior. Resurgieron sentimientos que tenía dormidos, totalmente controlados. Es como si hubiera abierto la Caja de Pandora, todo ha estallado como una bomba, todo ha vuelto a brotar.

R.B.- ¿Cómo ha repercutido eso en ti?

Esto ha causado cierta inestabilidad en mí, y no porque yo me sienta vulnerable, sino porque esos recuerdos vuelven a estar presentes, volviéndose punzantes, es muy doloroso y sientes que no estaban tan olvidados como creías.

R.B.- ¿Puede que tu declaración pública sea una muestra de liberación?

No en absoluto, es un acto de fe. He necesitado muchos recursos propios para decidirme a explicarlo, y lo he hecho, solo con la esperanza de que todos los casos que actualmente se han producido, puedan provocar un cambio drástico legislativo.

R.B.- ¿Con esto quieres decir que se produzca un cambio en el Código Penal?

Lo que realmente me gustaría es que el legislador tuviera la suficiente presión social como para tomarse esto en serio. Por ejemplo, con mi caso, como en la mayoría, los delitos están prescritos, así que los abusadores quedan totalmente inmunes. Independientemente de lo que la moral nos determine, ¿crees que este tipo de delitos deben quedar impunes por el marco temporal?

R.B.- Es cierto, una de las causas de la extinción de la responsabilidad criminal, es la prescripción de delito y en función de la gravedad de él, la pena es mayor o menor y el plazo de prescripción también es mayor o menor (entre cinco y 20 años). Una pena, ya que este tipo de delitos en menores no se pueden apreciar de manera inmediata.

¿Cuántos años tenías cuando ocurrió?

Entre 9 y 10 años.

R.B.- ¿Puedes explicarnos qué pasó en tu infancia? ¿Tienes fuerzas para hacerlo?

Si claro, gracias por eso. Exactamente no recuerdo como se inició todo, pero si recuerdo el contenido en sí. Mis padres trabajaban por la noche y yo me quedaba al cuidado de un familiar. Por la noche antes de acostarme, siempre venía para arroparme y allí empezó todo.

R.B.- ¿Disculpa si insisto, pero con ‘todo’ qué quieres decir?

Quiere decir que empezaron los tocamientos y las posiciones que le excitaban. Él tenía la libertad para hacer lo que quería, ya que solo estábamos él y yo, por tanto me tenía totalmente a su disposición.

R.B.- Es espeluznante el pensar que un adulto pueda utilizar así a un niño inocente. ¿Los abusos ocurrieron solo una vez?

No, ocurrieron muchas veces, tantas que ya no recuerdo. Tengo que decir que mi mente ha activado un mecanismo de defensa y existen partes de esas escenas que he olvidado. Aunque sí que tengo presente todo el resto, como se colocaba, que hacía conmigo, como me inmovilizaba e iniciaba todo para que no sintiera brusquedad, subiendo poco a poco el nivel. Era como si lo tuviera todo estudiado, como si hubiera analizado cada detalle, teniéndolo absolutamente todo controlado. Todas las sensaciones que experimenté, la manera que tenía de actuar, cómo ejecutaba cada paso, el tiempo que se tomaba en cada cosa, todo, no lo he llegado a entender hasta la época adulta.

R.B.- Normal, ¿cómo iba a entender un niño qué es un abuso o clasificarlo como tal? ¿Nunca hablaste con nadie sobre este tema?

No, jamás lo hablé con nadie. Yo no entendía todo aquello, ni tan solo conocía ni el sexo ni la fisionomía de un hombre. No podía catalogar lo que estaba sucediendo y mis padres los veía tan poco, que ni siquiera me planteé poder explicarlo. Yo no sabía si era normal o no y me sentía aterrorizada.

R.B.- Ni tan solo puedo imaginar la soledad y angustia que tuviste que pasar y la madurez para poder tolerarlo.

Bueno, no sé si lo gestioné mejor o peor, solo pienso que en ese momento tenía un pánico brutal a las noches y no quería quedarme con él. Rezaba para que siempre fuera de día. Me sentía muy incómoda, muy tensa y con muchas ganas de llorar, pero debía mantenerme Pensaba constantemente que excusa debía darle para que él no se acercara a mí. Detestaba sus manos, su cuerpo, sus labios, sentía repugnancia. Incluso llegué muchos años a culparme a mí misma por lo sucedido.

R.B.- ¿Cómo pudiste salir de ese círculo?

Empecé a buscarme una excusa, le decía que no me encontraba bien o que tenía mucho sueño, hasta que mis padres dejaron de trabajar por las noches y así finalizó todo.

R.B.- ¿Nunca llegaste a pensar en explicarlo cuando te hiciste adulta, por ejemplo, a tus padres o a un amigo especial en el que depositaras mucha confianza?

De niña me fue imposible porque ni tan solo entendía el significado, así que intenté olvidarlo, silenciarlo y esconderlo para no hacerme más daño. Me costó mucho digerirlo todo, incluso llegué a pensar que yo era la culpable. En mi edad adulta, cuando empecé a tener consciencia de lo que me había ocurrido y la gravedad de la situación, no quise desenterrarlo, me había costado mucho poder llegar a negar esa situación y no pretendía revivir el pasado, sería demasiado doloroso.

R.B.- ¿Y denunciarlo públicamente con todos los atributos necesarios, es decir con nombre y apellidos?

No necesito abrir la caja de los truenos, sería perjudicial para mí también, existe un proceso interno y externo demasiado complejo, pero sí que me gustaría con esta declaración, reivindicar las acciones judiciales.

R.B.- ¿Crees que con esta declaración alguien puede sentirse identificado?

Por supuesto, estoy convencida que hay muchos más casos de los que podamos llegar a pensar.

R.B.- Quiero una vez más agradecer tu valentía, tu esfuerzo, tu templanza para poder explicarnos en propia persona lo sucedido, algo que nadie debería vivir. Estoy totalmente convencida que, con tu testimonio, habrás ayudado a muchas otras personas, que como tú, conocieron actos que no tendrían que haber vivido y la unión hace la fuerza. Con ello quiero instar a realizar una reflexión de manera conjunta y profunda sobre esta clase de delitos, que desgraciadamente marcan el alma de los menores.

Los delitos de abusos o agresiones sexuales sobre menores, son difíciles de percibir, difíciles de conocer ya que ellos, vulnerables, expuestos, inocentes, no tienen la conciencia necesaria para albergar y asimilar situaciones tan dramáticas. No son capaces de concebir la situación ni de clasificarla, ni pueden tomar la decisión de denunciar a sus agresores, quedando totalmente indefensos.

Actualmente hay un debate abierto sobre la prescripción de estos delitos. Un sector verbaliza la necesidad de cambiar los plazos de prescripción y otro sector mantiene la decisión confirmada de la actual ley. Todos somos conocedores de que la finalidad de la normativa es la de protección, ¿pero la protección no deriva de nuestro gran poder legislativo?¿No indica nuestra Constitución Española en su artículo 10, la dignidad de la persona, los derechos inviolables inherentes, el libre desarrollo de la personalidad, como un derecho fundamental?

Consultaremos al personal experto adecuado, para que nos puedan aportar algo de claridad sobre esta complicada situación. ¿Considerarán ellos los plazos determinantes para no ejecutar una acción penal sobre los delitos de abusos y agresiones a menores?

Los pétalos de una flor se abren al amanecer, libres, gloriosas, incandescentes, pero en ocasiones, las perturbaciones externas pueden llegar a marchitar todo su ser, palideciendo y embriagando de dolor

Sobre el autor

Jordi Sierra Marquez

Comunicador y periodista 2.0 - Experto en #MarketingDigital y #MarcaPersonal / Licenciado en periodismo por la UCM y con un master en comunicación multimedia.